Voto sentimental
Alberto Vieyra G. viernes 4, Ene 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En cada elección federal, estatal o municipal la mercenaria clase política lleva a cabo y al pie de la letra una misión fundamental: Dividir para vencer.
Desde la pluralización política en 1987, México ha sido partido en dos por la ponzoñosa clase política, que postula a verdaderos simuladores y mercenarios que buscan el poder por el poder, así tengan que matar.
El proceso electoral del 2018 fue históricamente violento con más de 150 aspirantes a candidaturas muertos y más de mil tuvieron que abandonar la contienda electoral para no correr igual suerte.
El 99 por ciento de esos crímenes permanecen impunes.
Se desconocen los móviles y no se sabe también si la clase política forma parte del crimen organizado o las mafias de este, están incrustadas en las estructuras políticas que conocemos como partidos.
Un ejemplo de esa división, encono y confrontación lo vimos en Puebla, donde la elección de gobernador tuvo que ser dirimida en el seno del Tribunal Federal Electoral, que dicho sea de paso fue partido en dos porque uno de sus integrantes que se identificaba con la chaqueta del PRI, quien hoy, trae la chaqueta de Morena, José Luis Vargas, encargado de hacer el proyecto que plateaba la necesidad de la anulación de los comicios poblanos, mientras que Morena le atizaba rabiosamente al odio entre los poblanos y los panistas encabezados por el extinto Rafael Moreno Valle presionaban furiosamente al TRIFE para que fallara en favor de Martha Érika Alonso Hidalgo.
Finalmente, el TRIFE fallaría en favor de la hoy infortunada Martha Érika Alonso, hecho que desataría la furia de Andrés Manuel López Obrador, quien no titubeó en tildar el fallo del TRIFE de “antidemocrático”, por lo cual anunció que no visitaría a Puebla, ni tampoco asistiría a la toma de protesta de Martha Érika Alonso.
Todo eso calentó a Puebla. Tan es así que, durante los funerales de la gobernadora y su marido, los funcionarios federales encabezados por Olga Sánchez Cordero titular de Gobernación serían abucheados y escucharían el grito de ¡asesinos!, hecho que puso al Presidente de la República como agua para chocolate tildando a los panistas conservadores de “mezquinos y neofascistas”.
El congreso local poblano, dominado por el partido del Presidente de la República no se pone aún de acuerdo quien será el gobernador interino que garantice la gobernabilidad y que en el proceso electoral extraordinario en Puebla impere la CIVILIDAD y no el odio.
Desde el mismo día del helicopterazo, el perdedor de la elección del 2 de julio, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, se dedicó a lucrar con la muerte de Martha Érika y en plena cena de navidad hizo campaña electoral presentando a su familia con las siglas del partido Morena que ratificaría ese partido en plenas fiestas de año nuevo que su nuevo bateador emergente sería Miguel Barbosa, el principal factor de odios y división entre los poblanos.
¿Cuál es el mérito de ese mercenario del poder? Ser consentido de ya sabe quién… y ahijado de Cuauhtémoc Cárdenas. No se le conoce otra virtud. El caso de Puebla es el más patético ejemplo de que los partidos políticos se han convertido en lacras sociales que lejos de unir a los mexicanos los divide.
El PRI tiene cuando menos 3 gallos para buscar la gubernatura poblana: el excandidato presidencial José Antonio Meade, o repetir con Enrique Doger y el alcalde de Zacatlán de las Manzanas, Luis Márquez Lecona, un hombre que conoce de ciencia política y desde luego que sabe codearse con la gente que vota: Los de abajo.
Por el PAN suenan muchos y quizá el más idóneo sea Javier Lozano por su cercanía a las familias de Martha Erika Alonso y de Rafael Moreno Valle.
Pero aseguran los poblanos que quién sea el gallo o la gallina del PAN, arrasará con el voto sentimental por Martha Erika Alonso. Y advierten que Andrés Manuel López Obrador podría sufrir su primera gran derrota electoral.